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martes, julio 26, 2005

El reloj biológico corriendo a mil



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Mujeres pasando el limite de las tres décadas...
Que no te deje el tren...
...Metas sin cumplir
Mujeres autosuficientes...
...El éxito profesional como sinónimo de status
Sobrevaluada o sobredimensionada para el "mercado"...

...Escasez de hombres "competentes", desequilibrio en el mercado
Idea vanguardista...

Todos factores que se conjugan dando forma a una comedia muy entretenida que fui a ver hace un tiempo atrás al teatro Alcalá: “El cuando quiere, ellas cuando pueden”, él es el guapo Guido Vecchiola y ellas las simpáticas Javiera Contador,-Tichi Lobos y Renata Bravo - aún está en cartelera y se las recomiendo.

El tema central de la obra me llamó la atención y tiene que ver con la “idea vanguardista” de buscar un donante de espermios que obviamente reúna algunos atributos para que el bebé salga por lo menos guapo e inteligente, dado que ya no importa tanto que no tomes el tren que te lleva directamente al altar pero no puedes dejar pasar el que te lleva a ser madre.

Que opinan del tema?


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lunes, julio 18, 2005

La Armónica

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Departamento nuevo... Esperé tanto este momento. Por eso desde hace tres semanas que vengo sintiendo una pequeña satisfacción. No volveré a pagar arriendo y sé que esto alguna vez va a ser mío, aunque ahora la maquina vaya sin frenos. Bueno, hay que seguir sí o sí... Es que igual estoy feliz. Vista al parque, tengo el supermercado al lado, en la esquina venden un mote con huesillos increíble y desde mi ventana Santiago se ve espectacular.

Fue esa misma excitación, orgullo personal, lo que me incitó a hacer la inauguración del departamento, una vez que estuve completamente instalada. Se juntó un grupo bastante simpático, buenos amigos, una mezcla entre compañeros de universidad, colegio y oficina. Debo reconocer que la pasamos genial. No había problema en echar la casa por la ventana, ni preocuparse del ruido, de que mañana apareciera un pequeño papelito con amenazas de la vecindad. Como es un edificio nuevo, aún no está completamente habitado, así que nadie reclamó. Mis amigos se fueron casi, casi con la luz del alba y más de alguno con serios problemas de equilibrio y modulación, como si hubieran bajado, sorpresivamente, en la escala evolutiva.

El único que se quedó fue Paolo, mi querido y buen amigo Paolo. El fue quien me ayudó con la mudanza. Fuimos compañeros de colegio y hemos estado juntos desde siempre. Ah, pero no revueltos... Bueno, a decir verdad, sí. Una sola vez. Hace mucho tiempo. Pero no era de eso de lo que les quería hablar, sino de cosas con mejor aroma, más actuales, mi departamento, la inauguración, el privilegio de dormir entre cuatro paredes que, aunque modestas, son tuyas, mías, mías de verdad, un refugio para mis amigos, los que quiero. Como Paolo, que como les decía, se quedó conmigo esa noche, y me ayudó a ordenar el desastre que habíamos dejado. En un momento del aseo, salí al incinerador con bolsas de basura y Paolo me siguió con una caja de botellas vacías. Fue así como escuchamos una melodía que venía de las escaleras. Era una música que me llamó la atención, por eso entré al departamento y me acerqué a la puerta de entrada y la abrí para mirar. Había un niño pequeño sentado tocando una armónica, pero en cuanto nos vio se paró y bajó las escaleras. A Paolo y a mí nos pareció extraño que a esa hora un niño estuviera tocando una armónica. Pero nuestra sorpresa no quedaría ahí. Cuando nos fuimos a dormir, volvimos a escuchar el sonido de la armónica y nos fuimos quedando dormidos con ese sonido como telón de fondo. Esa misma noche soñé que desde mi ventana miraba en dirección al parque y, curiosamente, me veía ahí abajo con pijama y descalza. El pasto estaba húmedo y frió, y frente a mí jugaban unos niños que sonreían felices.

El niño que tocaba la armónica se llamaba André. Lo supe días después, porque volví a encontrarme con él. Esta vez se mostró más amigable, por eso me acerqué a saludarlo. Sus ojos me recordaban a mi sobrino que vive en Ámsterdam. Conversamos un rato y, a pesar de lo poco comunicativo que era, me contó que vivía en el departamento del final del pasillo, con su tía. André tenía diez años, su padre le había enseñado a tocar la armónica y, según dijo, siempre se peleaban por ella con su hermano. Cuando habló de todos ellos, su semblante se tornó triste y me confesó que los extrañaba mucho, porque estaban de viaje y que en cuanto volvieran le regalaría a su hermano una de sus armónicas y le enseñaría a tocar. Algo en él me enterneció y lo invité a pasar para que tomáramos helado. Entramos, y apenas terminé de servir los posillos con helado, se paró repentinamente y dijo que se tenía que ir. Pensé que tal vez tenía miedo de que su tía lo retara, así que lo acompañé hasta la salida y le dije que si quería volver otro día, yo encantada. Cuando cerré la puerta, me di que cuenta que había dejado su armónica sobre la mesa de arrimo. Rápidamente la tomé y salí al pasillo para entregársela. En ese momento, venía llegando Paolo y André ya no estaba. Le mostré la armónica a mi amigo, y le conté lo que había sucedido, mientras golpeábamos la puerta del departamento del final del pasillo. Pero nadie abrió, a pesar de que aparentemente estaban ahí.

Una de esas tardes me dormí en el sofá y el sueño del parque se repitió con las mismas características, aunque esta vez distinguí a André entre los niños que jugaban. Al verme, levantó su mano y, despidiéndose, se alejó. Se veía contento y por alguna razón entendí que se reuniría con su familia. Sólo desperté al escuchar la melodía de la armónica. Y con ese sonido todavía dando vuelta en mi cabeza, salí rápido al pasillo, pero otra vez no había nadie. Golpeé su puerta y esta vez salió un hombre muy amable, y bastante guapo. Pensé que era su padre y le dije que venía a devolver la armónica que había dejado su hijo en mi departamento. Se encogió de hombros y, sonriendo, me dijo que no tenía hijos y que recién ayer había llegado al edificio. Por su expresión, creo que pensó que era una burda excusa para conocerlo. Confundida, bajé y le pregunté al conserje por André. Pensativo, el conserje bajó la mirada y dijo: ‘’he oído su armónica, pero nunca lo he visto’’. Reconozco que su actitud me molestó un poco. Extendí la mano con la armónica y le pedí que por favor se la devolviera a él o a su tía. Esta vez me miró fijamente y agregó: ‘’Señorita, no hay niños en el edificio’’.
Agradecimientos a mi Editor
Primera publicación de la Red Fantasmal
Siguiente publicación:
Emilio 25/07/05

viernes, julio 08, 2005

Escalofriante Red Fantasmal

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ATENCIÓN!!!...A raíz de un post titulado: "fantasmas asustados buscan arriendo barato" (publicado hace algunos días por Eduardo Droguillas, en donde nos cuenta que van a vender o rematar la casa de Matta con Bustamante para levantar un edificio), surgió una interesante y entretenida propuesta, la idea es que a partir del 18 de Julio un grupo de bloggers comenzaremos a publicar distintas historias fantasmales, narradas por cada uno de nosotros según corresponda, el tema es libremente espeluznante y debe estar ambientado en el presente, pasado o futuro de la Casa antes mencionada.
A continuación las fechas de publicación:
Red Fantasmal

1.- Sandra 18/07/05 (yo)
2.- Emilio 25/07/05
3.- Claudia 01/08/05
4.- Angelica 08/08/05
5.- JP Tapia 15/08/05
6.- Kike 22/08/05
7.- Eduardo 29/08/05
8.- Mauricio 05/09/05
9.-Elisa de Cremona 12/09/05
10.- EL Señor K 19/09/05
11.- Gallardo 26/09/05
12.- Confirmado Porteño 03/10/05
13.- Fran 10/10/05
14.- La Libélula 17/10/05
15.- Agnes 24/10/05
16.-Franco 31/10/05
17.-MPrieto 07/11/05
18.-R. 14/11/05
19.-Gallardo 21/11/05 (se repite el plato)
20.- Silenciosamente 28/11/05
21.-Franco 05/12/05 (le quedó gustando)

NO SE LO PIERDAN, no garantizamos que se caguen de susto pero por lo menos vamos a pasar un rato entretenido, no?